LEYENDAS MUISCAS Y PERSONAJES

LEYENDA:

Uno de los lugares sagrados de los muiscas en Tunja, es el Pozo de Hunzahúa. Surgió mitológicamente de los amores incestuosos de Hunzahúa, el primer Zaque de Tunja, con su hermana; y recuerda el tesoro de Quemuenchatocha en la conquista hispánica de Tunja.

El Mito de Hunzahúa:

De acuerdo con las tradiciones muiscas, el primer Zaque de Tunja fue Hunzahúa, quien se distinguió por un férreo gobierno temido por los súbditos.
Hunzahúa se enamoró de su hermana, haciéndose caso omiso del incesto, que era prohibido. Buscando algodón para las telas y arcilla para la cerámica, los hermanos viajaron a Chipatae en donde en arrebato de amor incestuoso se hicieron esposos.
La cacica madre al tener conocimiento del grave pecado de los dos hermanos, quiso castigar a su hija con la “sana” o sea el palo para revolver la chicha, pero la hija enamorada dio vueltas en torno a la vasija con gran facilidad.
En un arranque de ira, la cacica madre lanzó la sana y rompió la múcura llena de chicha, la cual se fue regando abundantemente para formar un gran pozo, el “Pozo de Hunzahúa”.
Cuando Hunzahúa bajó de los Cojines del Zaque, después de su ceremonia matinal en homenaje al Sol, encontró en su cercado la triste realidad de su pecado y en sus alrededores una muchedumbre que protestaba contra los incestuosos hermanos.
Los hermanos enamorados decidieron dejar definitivamente a Tunja y no sabiendo por dónde mejor guiarse, Hunzahúa arrojó una tiradera al aire que les señaló el camino hasta Susa. Allí la hermana incestuosa tuvo un niño que se convirtió en piedra y fue dejado en una cueva.
Siguiendo la guía de la tiradera llegaron a las tierras de Bacatá y pasaron por debajo del Salto del Tequendama, en donde cansados y desilusionados determinaron convertirse en dos piedras que hoy están en la mitad del río.
El Tesoro de Quemuenchatocha
El Pozo de Hunzahúa es recordado también, como el lugar en donde el Zaque Quemuenchatocha escondió sus tesoros, ocultándose del afán de oro de los conquistadores españoles.
El Zaque mandó echar su gran tesoro de oro y esmeraldas en el Pozo de Hunzahúa, llevados en petacas de mano en mano de centenares de aborígenes, desde el cercado de Quimuinza (actualmente Convento de San Agustín), hasta la laguna sagrada.
De acuerdo con las tradiciones indígenas, la mayor parte del tesoro quedó en el fondo de la laguna.
Hoy cuando una deuda no se paga, los tunjanos dicen “cayó al pozo de Donato”, es decir, se perdió para siempre.

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